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domingo, 17 noviembre 2024

Cermi avala la accesibilidad en La Galería de las Colecciones Reales

Servimedia

La nueva Galería de las Colecciones Reales es «toda una delicia digna de admiración» y «un espacio verdaderamente acogedor para las personas con discapacidad», que «cumple con creces las exigencias legales en cuanto a accesibilidad».

Así lo apuntó a Servimedia el presidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) de Madrid, Óscar del Moral, que animó a este colectivo a visitar el nuevo museo de Patrimonio Nacional, situado junto al Palacio Real, en la capital.

Cuadros de Tiziano, del Greco o de Velázquez; la armadura de Carlos V; el tocador de Isabel de Braganza; una primera edición de ‘El Quijote’; la carroza negra de Mariana de Austria… Así hasta 650 piezas que pertenecieron a los monarcas españoles, desde los Reyes Católicos a Isabel II.

Todas ellas pueden ya contemplarse en un edificio que además ha ganado 14 premios de arquitectura y que, según Del Moral, «las personas con discapacidad podemos recorrer de forma agradable, sin barreras significativas que nos impidan disfrutar». Para esto «también importa la accesibilidad», defendió.

Comprobación

Del Moral Participó en una delegación de Cermi que recorrió las nuevas instalaciones para comprobar si se adaptaban a las necesidades de los visitantes con discapacidad, en línea con el acuerdo entre Patrimonio Nacional y el Real Patronato sobre Discapacidad dirigido a mejorar la accesibilidad de estos espacios.

En el caso concreto de la Galería de las Colecciones Reales, Fundación ONCE acordó con el Real Patronato su participación y asesoramiento en el proyecto mediante un convenio de colaboración, cuyos resultados son «más que positivos», afirmó el presidente de Cermi Madrid.

Según detalló, «en el recorrido ‘de prueba’ participamos personas con discapacidad física, auditiva, intelectual y con autismo». «Todas pudimos disfrutar y aprender de la visita», indicó, algo que no siempre sucede cuando las personas con discapacidad «asistimos a museos».

Aprendizaje

Irene Domenech, de la Dirección de Inmuebles y Medio Natural de Patrimonio Nacional, se mostró «feliz y contenta» con la experiencia. «He participado en el proyecto desde el principio y puedo decir que hemos aprendido mucho».

En declaraciones a Servimedia, Domenech agradeció también el apoyo de Fundación ONCE, que «nos ha llevado de la mano y ha realizado aportaciones continuas desde que empezamos». «A decir verdad, nosotras teníamos unas ideas de inicio que después hemos ido modulando», confesó, «en función de las recomendaciones y de lo que era y no era viable».

Señaló que se han buscado soluciones para todos los tipos de discapacidad, y «esto nos hizo reflexionar sobre las distintas barreras de accesibilidad» y sobre aspectos cotidianos del trabajo en un museo «en los que no solemos reparar».

Fotografía: Patrimonio Nacional

Medidas

Como ejemplos, apuntó que los asistentes con discapacidad auditiva podrán solicitar bucles magnéticos en los mostradores de forma gratuita y también lazos de inducción, a fin de que las personas con implante coclear escuchen las audioguías sin problema.

Se han colocado códigos QR con descripciones en lengua de signos de los elementos más representativos de la colección, y agregó que «todos los audiovisuales están subtitulados y locutados».

Para las personas con deficiencia visual, «instalamos ‘pasillos podotáctiles’ en ambos vestíbulos, desde las entradas a los mostradores y de éstos a los planos en relieve». Estos ‘mapas’ representan con distintas texturas y de forma esquemática la distribución del edificio (con sus salas, aseos y servicios principales), explicó, a fin de que estas personas puedan orientarse y circular de forma autónoma.

Según Domenech, «la experiencia nos dice además que este tipo de planos resultan muy útiles a todo el público, no solo a las personas con discapacidad visual».

También se han elaborado guías en lectura fácil -disponibles en papel y PDF-, con descripciones de los 20 objetos más representativos de las colecciones, apuntó, para que las personas con dificultades de comprensión disfruten de la visita. De hecho, fueron personas con discapacidad intelectual o del desarrollo de Plena inclusión las encargadas de validar los contenidos y de verificar que eran comprensibles para todos.

El edificio, que salva un desnivel importante (desde la Plaza de la Armería al Campo del Moro), dispone de ascensores y rampas para que las personas con discapacidad física puedan circular. Es posible además solicitar sillas de ruedas, asientos portátiles y sillas bastón en los mostradores de forma gratuita.

Esto beneficia a las personas con problemas de movilidad, prosiguió Domenech, pero «también a la gente mayor, con lesiones o a cualquiera que, por algún motivo, necesite hacer descansos y sentarse durante el recorrido». Por último, todo el personal del museo ha recibido formación en relación a personas con discapacidad, de cara a prestar la mejor atención posible a este colectivo.

Fotografía: Patrimonio Nacional

Satisfacción

Irene Domenech, que en estas primeras semanas ya ha visto a usuarios de sillas de ruedas, personas con bastones blancos, gente con muletas y mujeres con cochecitos de bebé, se queda con la alegría de atisbar la reacción de esta parte del público a la que «no siempre se tiene en cuenta». «Es además muy satisfactorio comprobar cómo los propios usuarios te dicen que funciona», apuntó en referencia a la visita de Cermi.

«Por supuesto que tenemos cosas que mejorar», hay elementos a demasiada altura en los lavabos y puertas que todavía pesan mucho, y apuntó a la posibilidad de crear un espacio con réplicas de las principales piezas, aunque «debemos encontrar el lugar adecuado». «Seguiremos trabajando en accesibilidad», aseguró, pero «la sensación fue muy positiva».

La misma idea destacó Óscar del Moral, para quien «las soluciones arquitectónicas» del edificio, excabado en la roca y dividido en tres plantas, resultaron «sorprendentes».

Por lo demás, las Colecciones Reales «nos ofrecen un auténtico tesoro». Hay cuadros, porcelanas, esculturas, tapices, joyas, muebles, vajillas, objetos de tocador, ropa, fotografías antiguas y hasta una carroza.

Repartidos entre la sala de los Austrias y la de los Borbones (la tercera se dedicará a exposiciones temporales), son todos objetos de un valor excepcional, que además pertenecieron a los espacios más íntimos de los monarcas españoles.

Gracias a este museo, la ciudadanía española puede por fin disfrutar de ellos, y «como miembros de esta sociedad que somos, también las personas con discapacidad». «Una delicia» que es posible gracias a la accesibilidad universal, concluyó.

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