Donde Paquita, con el pentobarbital en el estómago y la breve agonía en espera, se niega a darle un beso muy fuerte a Mari Rosi, la hermana difunta de Laureano, cuando se encuentre con ella en el Cielo, tal y como el hombre le pide, porque la verdad es que, en vida, las cuñadas no se podían ni ver...
Capítulo XI, titulado Llega la hora, donde Laureano, tomándola por la nuca, ayuda a Paquita a levantar la cabeza para que pueda beberse el alivio de sus sufrimientos. Lo hace muy despacito, con mucha ternura, como si se dispusiera a besarla dulcemente en los labios para darle los buenos días. Pero está llorando. Lágrimas mansas.
Paquita no revela las trastiendas, rincones, recovecos, desvanes, techos y solerías de su auténtica personalidad. Los pecados de su biografía de mujer valiente y tunantona. Y la mentira. La mentira, sí, la mentira.
Donde, de manera caciquil, se intenta vetar al personaje de don Pedro Antonio, por cacique, y entre Paquita y el Narrador se desata una tormenta de prejuicios de clase y de observaciones sobre los comportamientos política y socialmente deplorables.
...y donde, con el fantasma quiá, eeeehhhh, quiá, eeeehhhh, de Los santos inocentes, quiá, eeeehhhh, se cuenta, se valora y se debate sobre la figura de don Pedro Antonio, eeeehhhh, quiá, el veterinario, ¿héroe o villano?, ¿cacique o demócrata?, ¿altruista o interesado?, ¿enamorado o tunantón?, ¿coherente o pinchapollas?
Laureano, a sabiendas de que ese hombre ha estado enamorado de Paquita toda su vida, va a verlo a la taberna del Tío Tortugo, establecimiento en el que el cacique de Fuendemoyas desayuna cada mañana sus torreznos y sus cosas.
Donde Paquita, con el pentobarbital en el estómago y la breve agonía en espera, se niega a darle un beso muy fuerte a Mari Rosi, la hermana difunta de Laureano, cuando se encuentre con ella en el Cielo, tal y como el hombre le pide, porque la verdad es que, en vida, las cuñadas no se podían ni ver...
Capítulo XI, titulado Llega la hora, donde Laureano, tomándola por la nuca, ayuda a Paquita a levantar la cabeza para que pueda beberse el alivio de sus sufrimientos. Lo hace muy despacito, con mucha ternura, como si se dispusiera a besarla dulcemente en los labios para darle los buenos días. Pero está llorando. Lágrimas mansas.
Paquita no revela las trastiendas, rincones, recovecos, desvanes, techos y solerías de su auténtica personalidad. Los pecados de su biografía de mujer valiente y tunantona. Y la mentira. La mentira, sí, la mentira.
Donde, de manera caciquil, se intenta vetar al personaje de don Pedro Antonio, por cacique, y entre Paquita y el Narrador se desata una tormenta de prejuicios de clase y de observaciones sobre los comportamientos política y socialmente deplorables.
...y donde, con el fantasma quiá, eeeehhhh, quiá, eeeehhhh, de Los santos inocentes, quiá, eeeehhhh, se cuenta, se valora y se debate sobre la figura de don Pedro Antonio, eeeehhhh, quiá, el veterinario, ¿héroe o villano?, ¿cacique o demócrata?, ¿altruista o interesado?, ¿enamorado o tunantón?, ¿coherente o pinchapollas?
Laureano, a sabiendas de que ese hombre ha estado enamorado de Paquita toda su vida, va a verlo a la taberna del Tío Tortugo, establecimiento en el que el cacique de Fuendemoyas desayuna cada mañana sus torreznos y sus cosas.
El portavoz del grupo parlamentario socialista en la Asamblea de Madrid, Juan Lobato, reveló que Ayuso ha dado el visto bueno a la iniciativa presentada por el PSOE.
Se celebrará en el Palacio de Cibeles de Madrid del 3 al 7 de octubre. El foro pretende iniciar un debate sobre la consideración del patrimonio histórico verde como parte esencial del paisaje urbano y se desarrolla con motivo de la inscripción de "El Paseo del Prado y El Retiro".
Getafe volverá a ser epicentro de la novela negra nacional e internacional, con la celebración de la XV Festival de Novela Policiaca de Madrid, Getafe Negro, que se celebrará del 24 al 30 de octubre y se ha presentado en la Feria del Libro de Madrid.
La edición de 2022 recupera la tradición de contar con un país invitado; esta vez, Polonia.