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La Agencia Tributaria, en colaboración con la Policía Municipal de Madrid, Móstoles, Leganés y Getafe, han intervenido en Madrid 30 máquinas expendedoras en las que se vendía hachís y cogollos de marihuana.
Según informó este jueves el Ministerio de Hacienda, las máquinas con la droga tenían una apariencia idéntica a las expendedoras de tabaco. Incluso las cajetillas tenían el mismo formato y dimensiones, al tiempo que incorporaban un texto para dar al producto una falsa apariencia de legalidad.
Se han inspeccionado 30 locales y se ha detenido a una persona e investigado a otras cuatro en relación con estos hechos. Se les acusa de los delitos de contrabando y contra la salud pública.
Los análisis de laboratorio han constatado la existencia de THC, el psicoactivo del cannabis, en el producto intervenido en las máquinas expendedoras. Esto implica que se trata de estupefaciente, con independencia del porcentaje de esta sustancia, de acuerdo con las autoridades sanitarias y judiciales y la Convención de la ONU en la materia.
Apariencia de legalidad
La investigación comenzó a finales de enero, cuando Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria realizó una entrega vigilada de marihuana y resina de hachís que provenía de Italia. Como consecuencia del operativo, se detuvo a la persona que recibía el estupefaciente.
Tras la inspección del vehículo propiedad del detenido, se encontraron numerosas cajetillas con cogollos de marihuana y resina de hachís. Una vez interrogado, el detenido reconoció a los funcionarios que la droga era para rellenar máquinas expendedoras en Madrid y ciudades cercanas.
En los días siguientes la investigación permitió conocer que, en un gran número de establecimientos del centro de Madrid, especialmente tiendas de alimentación, y en ciertos locales de Móstoles, Leganés y Getafe se encontraban unas máquinas en las que se ofertaban cogollos de marihuana y resina de hachís.
El texto incorporado en las cajetillas intervenidas incluye textuales para dar una apariencia de legalidad ante el consumidor, incluyendo, por ejemplo, una referencia a la ley española que adapta a la normativa interna el Convenio de Naciones Unidas de 1961 (‘Convención de Viena’) en materia de estupefacientes.
Para reforzar el mensaje, en las cajetillas se señala que el producto “carece del principio activo estupefaciente”, pero a continuación se reconoce que sí tiene THC, en un porcentaje inferior al 0,2%. A su vez, se añade el mensaje de que “este producto es 100% legal para uso de coleccionismo” y, al mismo tiempo, se dice expresamente que está “prohibido su consumo”.