ESCUCHA MADRID
La pasada semana el PSOE de Madrid presentó una Proposición No de Ley (PNL) para que el Gobierno regional, entre otras medidas, realice una campaña de concienciación sobre los efectos de las prácticas sexuales asociadas a las drogas, como el chemsex, que tanto protagonismo informativo está adquiriendo en estos últimos días al hilo de la «aparición» de la llamada viruela del mono, con 75 casos confirmados y 48 sospechosos a fecha de hoy en la comunidad de Madrid.
Contactamos con Iván Zaro, activista, escritor y cofundador de la ONG Imagina Más, para quien la relación entre la viruela del mono, el chemsex y el colectivo LGTBI significa que «tanto algunos partidos políticos, sociedad civil y medios de comunicación poco o nada han aprendido de gestiones como la del VIH e incluso el propio covid, pues siguen haciendo campañas estigmatizadoras, por ejemplo, en el caso del covid, señalando a los adolescentes como los responsables de las muertes de sus abuelos y abuelas por el mero hecho de estar vivos». En este sentido, Zaro aconseja «aferrarnos a los datos objetivos y científicos que tenemos. La viruela del mono se contagia mediante un contacto estrecho, y en las relaciones sexuales se producen los contactos estrechos, lo que no significa que los gais seamos el único foco de transmisión de esta infección».
«No podemos asumir que el chemsex sea una realidad que sólo afecta a hombres gais», asevera Iván Zaro. «En Imagina Más estamos comprobando que, aunque es una práctica que pudo iniciarse entre hombres, se está ampliando a otras realidades, como mujeres trans, personas no binarias y mujeres bisexuales que empiezan a consumir sustancias como la mefredona o el GHB en contextos sexuales», asegura. «Si se trata de un problema que está causando un impacto en la salud de la ciudadanía, éste tiene que ser abordado y no sólo reduciendo el daño, sino a través de labores de prevención.» Iván Zaro declara que le consta que «hay algunas entidades que temen poner el foco aquí, por el miedo a que se estigmatice, pero lo importante es evitar que personas jóvenes se inicien en prácticas que tienen daños muy severos para la salud».
«Por nuestra parte», concluye Zaro, «nosotros, desde Imagina Más, seguimos trabajando, prestando servicios de atención psicológica, sexológica, acompañamiento a centros de adicciones y creo que es justo que las administraciones públicas contemplen que el colectivo LGTBI, al que más impacta el chemsex, tiene que ser atendido como tiene que ser atendida la persona que sufre ludopatía, adicción a la cocaína o al alcohol, porque, aunque sea una población específica, requiere igualmente de un foro de voluntad política, no sólo de buena voluntad, con un presupuesto para hacer campañas de prevención y apoyar a las ONG, que somos las que estamos a pie de calle».