ESCUCHA MADRID / Servimedia
El Centro Dramático Nacional (CDN) lleva a las tablas de la Sala Francisco Nieva del madrileño Teatro Valle-Inclán entre este viernes y el 25 de febrero Misericordia, una pieza de Denise Despeyroux, en la que se reflexiona sobre los efectos del exilio en las vidas humanas a partir de la experiencia personal de la autora uruguaya.
La obra fue presentada el pasado miércoles en el Teatro Valle-Inclán en una rueda de prensa en la que estuvieron presentes el director del CDN, Alfredo Sanzol; los actores Natalia Hernández, Pablo Messiez, Cristóbal Suárez y Marta Velilla; y la propia Denise Despeyroux.
El montaje cuenta la historia de los hermanos Duarte: Darío, Delmira y Dunia, que, acompañados de su amigo Dante, afrontan sus vidas bajo los efectos del exilio de la dictadura militar uruguaya.
En su intervención, Alfredo Sanzol aseveró que Misericordia es una “superproducción” que ilustra la “influencia grandísima” del teatro latinoamericano, especialmente del argentino y del uruguayo, en “lo que hacemos en los últimos años” en España. Es un “teatro de ida y vuelta”, apostilló.
En la obra, que retuerce los límites de la autoficción, Denise Despeyroux rescata de su memoria personal el viaje que hizo, siendo niña, en 1983 a su Uruguay natal, en un avión en el que viajaban 154 hijos de exiliados y presos políticos, que fue fletado por el Gobierno de Felipe González.
Denise Despeyroux reconoció que “esta obra, sin la propuesta de Alfredo, no existiría”, ya que “escribir sobre el exilio no se me había pasado por la cabeza”. En la obra, la autora uruguaya presenta a un personaje principal ficticio, el dramaturgo Darío Duarte, que está a punto de estrenar en la Sala Principal del Teatro María Guerrero. Éste acudirá a pedir ayuda al dramaturgo Sergio Blanco y, posteriormente, a la propia Despeyroux para que le ayude a recordar el acontecimiento más importante de su vida: el supradicho viaje.
La autora explicó que “en el transcurso de la escritura necesitaba acercarme y alejarme de ese dramaturgo porque me parecía más a él de lo deseable”. Según avanzaba en su escritura, le quedó claro que “hacía falta un quinto personaje, aparentemente más secundario, que fui yo misma, que me tuve que meter en la obra por una necesidad que imponía la dramaturgia”.
A pesar de que el personaje que interpreta es secundario, resulta clave para que Darío Duarte pueda contar su propia historia a partir del viaje que la propia autora hizo a su país natal a la edad de nueve años.
Hablar del exilio
Denise Despeyroux recordó que “todo Montevideo salió a la calle a recibir a esos niños de entre 3 y 17 años”, de los cuales muchos de los más mayores regresaron a Uruguay con el paso de los años. Prueba de la expectación que aquel viaje despertó en tierras uruguayas fue que el autobús que los transportaba desde el aeropuerto tardó seis horas en recorrer un trayecto que se cubre en 45 minutos.
La autora abundó en que los medios de comunicación también se volcaron con aquel hito, como lo atestigua que ella misma fue entrevistada por una televisión australiana, unas imágenes que descubrió en enero de 2023 en el Museo de la Memoria de Uruguay, aprovechando una visita a sus tíos maternos, que la acogieron en aquel viaje.
Con ese contexto de fondo, confesó que le dio «mucho miedo” hablar del exilio, del cual dijo que es “peliagudo” referirse a él, “pero tan necesario”.
En cuanto a la elección del título, testimonió que “no puedo escribir una obra si no tengo el título y no puedo poner a dialogar a los personajes si no tengo el nombre de ellos”. En este caso, continuó, “se retrasó mucho el reconocimiento del porqué del título”, llegando a pensar en una “connotación no religiosa, sino mística”. No obstante, “llegamos a que el título respondía al nombre del barco en el que viajó Darío Duarte”.
Actores
Por su parte, Natalia Hernández, que interpreta a Delmira, una psicoanalista, subrayó que “todos estamos desarraigados de alguna manera”, ya que “en todas las familias suele haber un exiliado de la Guerra Civil”. Desde esa premisa, apuntó que “los personajes están buscando quiénes son, de dónde vienen para saber quiénes son” y afirmó que la obra les lleva a la tesitura de preguntarse “dónde están las raíces para saber quiénes son”.
Pablo Messiez, que da vida a Darío, manifestó que “la obra es muchas obras en una, tiene muchos registros”, como lo ilustra que haya escenas cómicas, trágicas y referencias a videojuegos.
También indicó que el exilio es “una herida y marca a las generaciones que vienen para siempre”, algo en lo que estuvo de acuerdo la propia Denise Despeyroux, al afirmar que marca incluso a quienes “no lo han vivido”.
Cristóbal Suárez, que interpreta a Dante, comentó su sensación de estar realizando “una superproducción, un trabajo muy universal y a la vez muy íntimo”. Tras ello, explicó que su personaje “desequilibra el equilibrio aparente de los hermanos” y ahondó en que es “un iluminado y un amargado”, ya que “se ha autoexiliado de la profesión”. Añadió que “la experiencia teatral es muy hermosa”. “Sabemos lo que tenemos entre manos, pero necesitamos que el público la haga con nosotros”.
Por último, Marta Velilla, que da vida a Dunia, la hermana pequeña y creadora de videojuegos, apuntó que su personaje “no consigue encontrar su lugar en el mundo ni en la familia”, por lo que “busca su propia realidad en los videojuegos”.