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domingo, 17 noviembre 2024

El Gregorio Marañón trata a 455 bebés con pie zambo sin cirugía

Servimedia

El Hospital General Universitario Gregorio Marañón trata a 455 pacientes pediátricos en la consulta especializada en el pie zambo, también denominado pie equino varo, una de las deformidades congénitas infantiles más frecuentes, ya que se da en uno de cada mil niños nacidos en España.

Según Ángel José Villa, jefe de Sección de Traumatología y Ortopedia Infantil del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Gregorio Marañón, “aún no sabemos por qué se produce el pie zambo, pero cada vez más estudios nos indican que hay que abogar por un origen genético, es decir, hablamos de una deformidad congénita y, por eso, el tratamiento que hacemos con el Método Ponseti se basa en hacer que el pie funcione lo mejor posible para que los niños puedan llevar una vida normal”.

Añadió que hoy esta deformidad «es totalmente curable» gracias al método desarrollado por el ortopeda español Ignacio Ponseti, que emplea el Marañón desde hace casi 20 años «con unos resultados fantásticos».

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Imagen: Telemadrid.

El pie zambo es un conjunto de deformidades congénitas que están presentes en el momento del nacimiento en las que el pie del bebé en lugar de orientarse hacia delante y tener la forma típica de uno normal, el pie zambo se orienta hacia abajo y gira hacia dentro. Hasta en el 50% de los casos se da en ambos pies y es más común en varones, según los expertos.

Qué es el Método Ponseti

«Lo ideal es comenzar en cuanto sea posible con el Método Ponseti; se trata de una manipulación concreta y colocación específica de unos yesos en un orden preestablecido. Esos yesos se cambian cada semana durante unas cinco a siete semanas”, afirmó Ana María Martínez, médico adjunto de la unidad especializada en pie zambo.

Cada semana se les cambia el yeso a los pequeños pacientes, se les moviliza el pie y se les pone uno nuevo, y así consecutivamente. Este proceso se repite entre cuatro y seis veces. Los yesos van desde los dedos del pie hasta la raíz del muslo, con la rodilla colocada en 90 grados.

Fotografía: instituto-downey.com

“Para los niños este es un proceso indoloro, tras el que siempre quedan unos grados del pie hacia abajo que hay que corregir. Y esta sería la tercera fase en la que se realiza una pequeña incisión en el tendón de Aquiles de apenas 2 milímetros. Esta es una cirugía muy sencilla, lo que denominamos cirugía percutánea. Tras esta cirugía, el bebé sale con otro yeso que se mantiene tres semanas para que cicatrice el tendón”, señaló Guillermo Sosa, médico adjunto de la unidad.

El cuarto paso es la llamada ferulización, en la que se les ponen unas botitas de horma recta a los niños que van unidas por el medio por una barra que se colocan a los grados precisos, en función de las necesidades de cada niño, y sirve para prevenir que el pie vuelva a la posición incorrecta.

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